Ella estaba triste y emocionada. Abrazada a él con fuerza, le susurró:
—Creo que soy tu peor versión —su hermano la miró sorprendido y sonrió.
—¿Ah, sí? ¿Y, entonces, yo qué soy? —le preguntó.
Ella se dejó caer sobre su hombro y dijo para sus adentros: “La mejor versión de ambos…”.