Me gusta imaginar
que mi adulterado mundo
se podría llenar de ti,
ahora que mi corazón
se ha quedado vacío del resto.
Me gusta creer
que sigo siendo capaz
de pelear por un abrazo
y que tú me buscarías
con los brazos abiertos.
Me gusta pensar que,
cuando me lees,
deja de importarte
tu tiempo y espacio
si son mis versos de trasnoche
los que tienes delante.
Me gusta sentir
que vendrías a aparcar en doble fila
en mis sueños,
corriendo el riesgo
de que multen tu vida,
que te quedarías a dormir por mí
mis pesadillas,
para hacerme ver
que son una mentira.
Me gusta soñar
que despertarías a mi lado,
junto a todos mis demonios,
y los pondrías vestidos de etiqueta
por mí
para invitarnos a la fiesta de tu cuerpo.
Y, para que engañarnos,
me gustaría ver
como lo único que duele en mí
es una jodida risa,
una risa que provoquen
tus palabras desordenadas
que sólo buscan ordenar mi vida.