Yo a veces me cobijo en el tal vez. Como el que se cobija del frío bajo una sombra. Como el que quiere saciar la sed viendo un horizonte. Y no dejo de esperar algo, algo en mí, algo fuera de mí.
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Era el cuarto intento en la semana, una vez más, se me encendían esas ganas de despegármelo de la mente, del corazón tal vez, y de dejarlo de una buena vez pegado en un papel, dónde debía estar. Leer más
El frío del metal del revólver Colt de su difunto esposo era lo único que podía calentarle el alma en esos oscuros instantes. El sonido era como de pezuñas, clac, clac, clac-clac, las pisadas eran lentas y pesadas, se escuchaban como al acecho. Leer más