Lo que siempre quise fuiste tú,
aunque te dedicaras
a demoler mis esfuerzos,
mientras yo construía
los cimientos de nuestra casa.
Lo que yo quería eras tú
Aunque tu oficio fuera
el de ir deshaciendo camas,
mientras yo inventaba
técnicas culinarias
a la altura de un masterchef
para sorprenderte
en nuestro san Valentín diario.
Nunca has sabido ver
que cuando gritaba “no te quiero volver a ver”,
mis cuerdas vocales gritaban
en voz baja un “quédate, siempre”
Te lo repito alto y claro:
Sigo queriendo que estés
cada vez que la vida me prometa las nubes
y cada vez que me castigue y pierda la fe.